28 de abril de 2015

Surrealismo

Se trata de un movimiento literario y artístico nacido en Francia y promovido por André Breton, que anhelaba sobrepasar la realidad y preconizaba una renovación de todos los valores culturales, morales y científicos por medio del automatismo psíquico.

El surrealismo tuvo como antecedente el movimiento dadaísta fundado en Zurich, en 1916, por Tristan tzara, Hugo Ball y Hans Arp. Animados por idéntico espíritu de provocación, André Breton, Louis Aragon y Ph. Souupault fundaron en París la revista Littérature (1919), mientras en EEUU manifestaban actitudes similares Man Ray, Marcel Duchamp y Francis Picabia, y en Alemania, Max Ernst y Hugo Ball.

A esta fase siguió una actitud más metódica de investigación del subconsciente, emprendida por Breton, junto a Aragon, Paul Éluard, Soupault, Robert Desnos, Max Ernst, etc. La primera obra de esta tendencia, que cabe calificar de primera obra literaria surrealista, fue Los campos magnéticos, escruta conjuntamente por Breton y Soupalt. Tras la ruptura con Tzara, se adhirieron al movimiento Antonin Artaud, André Masson y Pierre Naville.

Breton redacto la primera definición del movimiento en su Manifiesto del surrealismo, texto que dio cohesión a los postulados y propósitos del movimiento. El surrealismo unió la irracionalidad dadaísta con los sueños, el subconsciente, la asociación libre y todo el mundo de posibilidades que se abría más allá de la realidad no controlada por consideraciones estéticas o morales. Entre los autores que citaba como precursores del movimientos figuran Freud, Lautréamont, Young, Leis, Nerval, Swift, etc.

Al principio, el surrealismo es un movimiento fundamentalmente literario, y hasta un poco más tarde no producirá grandes resultados en las artes plásticas, especialmente en pintura, ya que pronto descubren que es el medio idóneo para reproducir las visiones oníricas del inconsciente. Surge un concepto fundamental -el automatismo- basado en un a suerte de dictado mágico, procedente del inconsciente, gracias al cual surgían poemas, ensayos, etc. y que más tarde sería recogido por pintores y escultores.

Esta rebelión contra la tradición cultural burguesa y el orden moral tiene su cariz político, y un sector del surrealismo, que no consideraba suficientes los tumultos de sus manifestaciones culturales, se afilió al Partido Comunista Francés. Sin embargo, nacieron violentas discrepancias en el seno del grupo a propósito del debate entre arte y política; se sucedieron manifiestos contradictorios, y el movimiento tendió a disgregarse. A pesar de la extensión del movimiento, más allá de las fronteras francesas, y de la celebración en 1938 en París de la Exposición surrealista internacional, la guerra paralizó toda actividad en Europa.

Aunque la segunda guerra mundial dispersó a estos artistas, en EEUU surgió una asociación de pintores surrealistas alemanes y franceses que se reunió en torno a la revista VVV. Entre los artistas plásticos se manifiesta una dualidad en la interpretación del surrealismo: los surrealistas abstractos, que se decantan por la aplicación del automatismo puro, como A. Masson o Joan Miró, e inventan universos figurativos propios llenos de signos; y los surrealistas figurativos, interesados por la vía oníria, entre ellos R. Magritte, P. Delvaux o Salvador Dalí, que se sirven de un realismo minucioso y de medios técnicos tradicionales, pero que se apartan de la pintura tradicional por la inusitada asociación de objetos y las monstruosas deformaciones, así como por la atmósfera onírica delirante que se desprende de sus obras. Max Ernst es uno de los pocos surrelistas que se mueve entre las dos vías.

En la vertiente cinematográfica, el surrealismo dio lugar a magníficas obras, como La estrella de mar de M. Ray, o La concha y el clérigo de G. Dulac. Luis Buñuel, en colaboración con Dalí, realizó las obras más revolucionarias: Un chien andalou y L'âge d'or.



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