23 de febrero de 2015

El arte de enseñar

Aunque aparecerá en cada respectivo blog, es necesario recalcar que se trata de una entrada de blog grupal, puesto que el trabajo que en ella se expone es fruto del esfuerzo, la imaginación, la constancia y la conciencia de equipo de un grupo de compañeras.


Las protagonistas del vídeo que se muestra, somos Sara Martín Romero, Marian Venancio Jurado, Yolanda Montero Rivero y yo misma. Además de nosotras, en este proyecto trabajó otra gran compañera (Mar García Jiménez) que, por desgracia, ahora se encuentra en el grupo de la tarde y no con nosotras.

Todo fue surgiendo poco a poco. Simplemente nos pidieron que hiciésemos un vídeo educativo. Pero nosotras quisimos ir más allá y hacer algo que creímos original. La primera pregunta que nos hicimos fue ¿cómo aprende mejor un niño? ¿qué puede llamarle la atención para no dejar de observar? Tras decir esta palabra, rápidamente surgió de la idea de hacer un vídeo en silencio, de tal manera que, el niño, para poder enterarse muy bien de la idea que queríamos transmitir no debía dejar de mirar el vídeo. ¡Claro! Se nos ocurrió la idea del vídeo en silencio, pero… eso no era muy original. Entonces fue como cuando a Vicky se le encendía la bombillita encima de su cabeza: TENEMOS QUE HACER UNA PELÍCULA EN CINE MUDO. Hicimos una adaptación de un contenido de Primaria a las imágenes y a la música de las famosas películas de cine mudo. Nuestra gran inspiración fueron, cómo no, las películas de Charles Chaplin.


Creemos que nuestro esfuerzo mereció mucho la pena, sobretodo porque hicimos el proyecto con herramientas un tanto ortopédicas, esto hace referencia principalmente a la cámara de vídeo. Sin embargo, con la edición del mismo y los distintos arreglos, estas evidencias quedaron totalmente ocultas. Porque, como ya he dicho, creemos que nuestros esfuerzo mereció la pena, también creo que lo merece el compartir el vídeo con todos vosotros.

19 de febrero de 2015

"Por amor al arte"

Existen tantas formas de arte como personas en el mundo o quizá más. Depende del momento, de la intención, de las sensaciones, de los sentimientos que queramos expresar, de nuestras emociones… El arte está en cualquier parte, en cualquier cosa y cualquiera puede llegar a ser un artista.

En esta entrada de mi blog me gustaría compartir con vosotros una de mis aficiones que creo tiene que ver con el arte, o simplemente lo es. Todo comenzó cuando, en un día muy especial, recibí como regalo una cámara de fotos.

                   -¡Qué maravilla!- me dije.

Quizá para cualquier otra persona una cámara de fotos sirve únicamente para grabar un momento, cosa que en mi opinión es fantástica y todos deberíamos hacer para guardar en nuestro “baúl de los recuerdos”; para otros sirve para otros menesteres, pero para muchos, no sirve para nada, no despierta su interés.

En mis manos, una cámara de fotos y un programa de edición de fotografía medianamente curioso son utilizados para hacer feliz a muchas personas. Me encanta fotografiar paisajes, momentos familiares y otras muchas cosas, pero… lo que de verdad adoro es que personas normales y corrientes como cualquiera de nosotros se sientan especiales al verse reflejadas en una imagen. No se trata de promocionar estereotipos pues mi intención es totalmente contraria a esta cuestión. Fotografío y edito, por hobbie y en mis tiempos libres, personas de todo tipo, intento ser original y tomar imágenes naturales, en distintos parajes y para ello no solo cuentan mis sugerencias sino las de la persona retratada también. 

Resulta algo tremendamente satisfactorio que no se puede considerar trabajo, sino que (y este caso la expresión es ineludible) lo hago “por amor al arte”. Estos son algunos ejemplos:









 
















18 de febrero de 2015

La doncella sin manos

En la entrada anterior pudimos ver un “abstract” de la vida de los hermanos Grimm y, al mismo tiempo, una opinión personal sobre sus “cuentos”. Al finalizar el post, dejé en suspensión que hablaríamos de alguna de estas historias. Pues bien, la historia que nos acontece es “La doncella sin manos”.




Se trata de un relato que fue escrito por primera vez por Philippe de Remi en el siglo XIII, pero que a lo largo de la Edad Media fue redactado y cambiado de forma continuada, existiendo hoy decenas de versiones del mismo. En un principio, se extendió por todo el continente Europeo pasando, después, a formar parte de la cultura sudamericana. Por otro lado, existen versiones, se cree que independientes, procedentes de la cultura árabe. De esta manera podemos encontrar el mismo cuento con nombres diferentes como: “La doncella manca”, “El vergel”, “La novia manca”, “Manos de plata”…

Sin embargo, no es mi intención hablar del cuento en su sentido más inocente, sino hacer una pequeña crítica del mismo, pues nada más leerlo siento dudas de que este relato verdaderamente haya podido ser adaptado para el público infantil. Debo ser sincera, ya que mis dudas no son únicamente mías sino que están, en cierto modo, enfundadas por un libro que tuve el placer de leer hace algún tiempo: “Mujeres que corren con los lobos” de Clarissa Pinkola Estes. (Para quien tenga curiosidad, el libro se encuentra en formato PDF en la siguiente dirección: http://www.infogenero.net/documentos/mujeresquecorrenconlos%20lobos.pdf). Se trata de un libro que, mediante el análisis de distintos cuentos, entre los que se encuentra el que atañe a esta entrada, la autora hace una crítica al gran esfuerzo que han tenido que realizar las mujeres a lo largo de los tiempos por vivir en una sociedad machista que borraba por completo su esencia como mujer.


Este cuento, más que por niños, ha de ser leído en profundidad por jóvenes y adultos con el objeto de reflexionar sobre el mismo. Sin duda alguna, el cuento empieza con la avaricia y el egoísmo de un padre, que sin justificación por ser pobre, prefiere arruinar la vida de su hija cortándole las manos a cambio de dinero, lo cual es una brutalidad. Para continuar, la mujer es continuamente perseguida por el “diablo”. Si miramos con  nuestra lente más en profundidad podemos ver como ese “diablo” es el mismo hombre maltratador que hace que las mujeres se conviertan en mártires. Otro asunto interesante en el relato es la continua referencia a la religión. Si bien, es cierto que podemos decir que la fe es el motivo que da fuerzas a la doncella para seguir adelante, resistiendo con resignación y sin desmayo, por ella y por su hijo. Sin embargo, en una sociedad multicultural como la actual, este componente religioso debería ser reducido o readaptado en el cuento, pues son muchas las religiones e ideologías existentes.




Por otro lado y en contraposición a la crítica anterior, es destacable la compasión que presenta la suegra de la mujer por ella, eliminándose aquí el tópico de “suegra malvada” y, también, el amor incondicional del rey por la doncella, al que no le importa morir por encontrar a su familia. Podemos decir, que mediante un análisis detenido de este relato podemos encontrar dos caras de una misma moneda.


Tras dar una opinión totalmente personal del relato, en posteriores entradas no analizaremos la parte interna del cuento sino que intentaremos curiosear quienes han sido los ilustradores de esta intensa historia.

16 de febrero de 2015

Los "cuentos" de los hermanos Grimm

Se llamaban Jacob (1785-1863) y Wilhem (1786-1859) Grimm. Eran alemanes y los mayores de seis hermanos. Estudiaron derecho como su padre, pero... ¡qué curioso! Terminaron siendo cuentistas y filólogos. ¿Por qué? En sus estudios se toparon con Brentano, quien despertó su interés por la poesía, y con Savigny, por quien comenzaron una investigación de textos. Estas fueron las bases que les impulsaron a publicar grandes colecciones: Cuentos infantiles y del hogar, Los cuentos de hadas de los hermanos Grimm... y un largo etcétera. 



¿En qué se basaron para hacer esta aportación? Nadie piense que los cuentos de estos hermanos son las maravillosas historias que hoy conocemos en distintas versiones y muchas de ellas en formato de vídeo, gracias a Walt Disney. Estos relatos eran en realidad crueles, insensibles, para nada infantiles, sin finales felices. Hablaban de sexo, eran violentos y sádicos. Se derivaban de antiguos discursos orales del pueblo alemán que trataban de evidenciar lo sanguinario de la Edad Media. Fueron cuentos extremadamente duros, hasta el punto de ser prohibidos durante la II Guerra Mundial por la población británica, que en ellos veía reflejada la maldad del pueblo alemán. 

Por estos motivos, colección tras colección y teniendo en cuenta las críticas ejecutadas por los distintos países, estas historias fueron suavizándose cada vez más hasta llegar a ser "realmente" aptas para los niños.

Ese "realmente" entrecomillado no es más que una humilde crítica a lo que considero un adaptación ¿cómo decirlo? PARCIAL de los cuentos. Probablemente muchos de ellos tengan la suavidad e inocencia suficientes para ser leídos, escuchados e incluso representados por los seres más inocentes, los niños. Sin embargo, todavía hoy existen historias con sucesos salvajes que podrían provocar pesadillas y muchas dudas en el público infantil.

A pesar de ello, si estos relatos son leídos por jóvenes y adultos, es posible que en ellos encuentren problemas despiertos en la sociedad actual. Para ello, es necesaria una lectura atenta y una reflexión profunda.

En posteriores posts, hablaremos de algunos de estos "cuentos infantiles"...

¿Por qué dejamos de dibujar?

¿Qué fue lo que nos pasó? Nosotros, que fuimos personajes de un cuento. Nosotros, que fuimos héroes y heroínas. Nosotros, que no podíamos hablar y a los que no nos avergonzaba expresar nuestros sentimientos: el amor a nuestra familia, el deseo de jugar, el cariño por nuestra mascota, la ilusión de un viaje, viaje real, viaje imaginario... ¿Qué nos pasó?

No articulábamos palabra y ya garabateábamos. Solo teníamos tres años y dibujábamos, decíamos que a personas, como un "cabezón" que para nosotros tenía significado. Crecimos y fuimos capaces de dibujar "casi personas", "casi objetos", "casi paisajes"... y toda nuestra expresión estaba escondida en ellos. Con nueve o diez añitos ya teníamos la aptitud para dibujar a nuestro personaje favorito con sus curvas, con volumen y hasta con sombras. Después, representamos cosas increíbles: personas sentadas, en pie, de espaldas, riendo, llorando... pero, además, dibujábamos el lugar en el que se encontraban: el campo, la ciudad, el hogar... 


La evolución de nuestros dibujos

Pero luego... de repente... todo terminó. Un día dejamos de soñar, dejamos de dibujar, dejamos de expresarnos en el papel. ¿De quién fue la culpa? Nadie lo sabe. Quizá de nuestros maestros, quizá de nuestra familia... aunque, muy posiblemente, la culpa fue solo nuestra. Nosotros fuimos los únicos responsables al dejar que comentarios vanos nos arrebataran nuestra ilusión y nuestro deseo de expresar nuestros sueños, pensamientos y sentimientos con lápices de colores y papel.


En el siguiente vídeo, Nahuel Sagárnaga, de una manera divertida, nos cuenta como él decidió que una mala crítica no le hiciese perder la ilusión. Lo encontré intentando responder a la primera pregunta del curso y, realmente creo que este relato resulta muy interesante.